martes, 11 de octubre de 2011

Metro Madrid


Querido Gobo:

Hoy he conocido el Metro. Las criaturas del mundo exterior lo utilizan para dirigirse de un lado a otro. Es lo más parecido a un hormiguero gigante. Las criaturas ingresan por unas escaleras en la superficie y se adentran en la tierra. Luego de pasar por el punto de control donde depositan su ticket, se dirigen a un laberinto de túneles. Siempre están apurados y caminan muy rápido. Para no perderse, se guían por indicaciones que hay en las paredes y en los techos. Todo está bien señalizado de forma tal que uno puede llegar a dónde quiere aunque nunca antes haya ido.


Algunos túneles son más profundos que otros. Hay ascensores y escaleras mecánicas que suben y bajan. Si utilizas las escaleras mecánicas debes pararte sobre la baranda derecha, dejando espacio sobre el lado izquierdo, ya que por allí algunos transeúntes muy apresurados suben, o bien bajan, los escalones para llegar más rápido al final. Algunas escaleras son tan empinadas que me recuerdan a las pendientes de una montaña rusa.


La linea 6 es una de las más profundas. Aún no pude calcular a cuantos metros por debajo de la superficie se encuentra. Son cuatro escaleras mecánicas larguísimas que seguro equivalen a más de un piso cada una. Impresiona!


Luego de bajar y bajar, se llega a unos corredores donde hay rieles por los que pasa el metro. Allí hay televisiones que anuncian noticias del país y novedades del metro. Además hay carteles luminosos que avisan en cuántos minutos llega el próximo metro. La mayoría de las veces se está yendo uno o está llegando otro. Los días de semana nunca demoran más de tres minutos. Los domingos se puede llegar a esperar unos cinco minutos.


Cuando está por arribar el metro, el letrero luminoso indica: El tren hará su entrada en la estación. Y debajo en letras rojas mayúsculas dice: Permitan descender antes de entrar. Se ve que éstas criaturas no son de por sí muy civilizadas y necesitan ese tipo de indicación.


Una vez dentro del tren te acomodas tranquilamente en un asiento o en un rincón. Por lo general no van llenos y hay un recambio rápido de público. El metro cierra sus puertas y arranca a toda velocidad. En menos de un minuto una voz anuncia cual será la próxima parada y a que otras lineas se puede acceder desde esa estación. Tomarse otro metro es muy común. Así que como si fueran hormiguitas, las criaturas salen del tren y cada una va al túnel que le corresponde y sube o baja la escalera que le toca y se dirigen a sus andenes respectivos.



Una cosa a la que hay que prestar atención es a el sentido en que hay que tomar el tren. En la superficie hay referencias de hacia donde va uno. En las entrañas de la tierra todo es igual. No hay norte ni sur. Y luego de entrar en el laberinto de corredores y escaleras se pierde la noción de dónde estábamos. Así que hay que mirar bien los letreros para saber si es en éste anden, o en el de enfrente, en dónde hay que esperar el tren.

Gobo, espero que mi relato te haya gustado. Un gran abrazo,
Tu tío Matt, el viajero.
Para mi amigos admiradores de los Fraggles Rock.

No hay comentarios:

Publicar un comentario